jueves, 11 de junio de 2009

Siento


Siento cómo me debilito,
siento cómo se abre la puerta del vértigo,
siento cómo tu ausencia resuena en el recuerdo,
siento, amor mío, cómo me dejas... una vez más.


Fotografía: Omar Serrano

lunes, 1 de junio de 2009

Ave

Callo, pienso, sonrío, y después... me desvanesco,
como huellas en la arena,
como nube en la tormenta,
como ave en un cielo despejado.

Como el ave con su herida,
va cayendo por el cielo
esquivando las palabras suspendidas en el aire,
voy cayendo yo en la cuna de tus ojos.

Lo veo pasar todo en mis pensamientos
como las páginas que sopla el viento.
Me siento como la sombra del desierto,
y después, en luna me convierto.

Fotografía: Omar Serrano

domingo, 31 de mayo de 2009

Cántale a la noche

Cántale a las estrellas y contémplate en su reflejo,
escríbele cartas falsas al destino,
funde tu voz en el viento y que éste la lleve
a mis noches de notas de piano empapadas en lamentos.

Háblale a la luna de tu otro amor,
de aquel amor que no te amará como yo a ti,
y la luna bien sabrá que yo estaré aquí
pensando una vez más en ti.

Sonríe en el silencio, que tus labios forman pétalos
grabados con la tinta del recuerdo.



Fotografia: Omar Serrano

viernes, 22 de mayo de 2009

Dime a mí


Amor mío, que caminas entre
los pasillos de mis pensamientos,
que murmuras entre
mis sueños y mi insomnio;
dime a mí, que me ahogo
en el mar de la melancolía,
cuantos versos sepas,
que el sedante se convierte en morfina,
entrando en mí, con turbia aferración.


Fotografía: Omar Serrano

sábado, 16 de mayo de 2009

Recital


Tal vez sea yo el poeta de las palabras bajo la almohada,
pero eres tú el poema de belleza bajo un cielo estrellado.
Te aclaman poema, te aclaman miles de nubes y telones,
pero soy yo quien te aclama, te recita y te recuerda día y noche.

Te necesito poema, como sedante a mi insomnio,
como la luna a las estrellas; como al destello de tus ojos.
Te recuerdo poema mío, temblando y sin cordura que desear.

Ven poema mío, déjame escribir sobre los diamantes de tus ojos
con palabras y papel, con viento y recuerdos.
Poema mío, envuélveme entre tus palabras, y hazme sentir
más de lo que este poeta jamás pudiera recitar.


Fotografía: Omar Serrano

viernes, 15 de mayo de 2009

Luna mía


Hay una luna que quiero alcanzar
llena de cráteres con tu nombre grabado en ellos.
Hay una luna que brillará eternamente
y siempre estaré ahí para protegerte.

Hay una luna en la que reside el recuerdo
bajo un profundo y mágico cimiento.
Es una luna en la que nos arrullan suaves manos
con melodías de una acústica voz.

Hay una luna que se ha quedado en mi alma.
Es una luna custodiada por estrellas.
Y eres tú aquella luna,
la luna de mis pensamientos.


Fotografía: Omar Serrano

domingo, 3 de mayo de 2009

Noches del más dulce insomnio


Eres mi mejor canción.
Mi árbol bajo una suave noche
de estrellas brillando y
queriendo ser como tus ojos.

El viento mueve tu cabello
con sutil inclinación,
lo que hace darme cuenta de
tan tierna conspiración de belleza que hay en ti.

Abrázame con tus suaves manos de terciopelo
y con tus cálidos pensamientos
deja que me funda y que me hunda
en ti.

Fotografía: Omar Serrano

martes, 21 de abril de 2009

Sin título


El sol brillaba tan oscura e intensamente, como lo hace en un crepúsculo. Aquel hermoso y resplandeciente angel de ojos negros, que constantemente aparecía en mis sueños, dandoles a estos una luminosa incertidumbre, estaba allí. De pronto el angel me tomó de la mano, y sin mencionar una sola palabra. Pasamos por enormes areas llenas del más verde pasto, y el agua más cristalina, que incluso no quería tocarla, por temor a ensuciarla con mi insensatez. En la otra esquina de aquel lúcido escenario, pude contemplar la luna, brillante como lo es en las noches que más te extraño, en su face llena, y llena de blancas estrellas. Todo era tan extraño, en una forma agradable. No había nada que temer, nada de que preocuparse.

(Basado en Pyramid Song de Radiohead)

Autor: Alfonso Tamayo
Fotografía: Omar Serrano

domingo, 19 de abril de 2009

Para mi horizonte

Eres como un horizonte.
Puedo contemplar tu belleza
pero no puedo alcanzarte.

Percibo la resonancia de las palabras insonoras
que provienen de tus labios de sal.
Sal que no soy digno de probar.

Confundo el brillo de tus ojos, con el resplandor del sol,
y en tu cabello me encantaría residir
como en las olas del templado mar.

Eres tú mi inalcanzable horizonte.


Autor: Alfonso Tamayo
Fotografía: Betsabé G. (deviantArt)

domingo, 5 de abril de 2009

Vacío

Escribí muchos poemas y monólogos acerca de ti, mi inalcanzable horizonte.

El café ya no era amargo, su frialdad entraba por mi garganta que apenas lograba distinguir entre aquel mal sabor y el nudo en ella. La luz de aquella lámpara, fatigada de acompañarme toda la noche, me persuadía para irme a dormir, y soñar de nuevo contigo. Sin embargo, el insomnio era aun más fuerte. El constante sonido de los invisibles lamentos del violín, que surgían de la caja de música, y las palabras que escribía rugían por tan lastimera distancia entre nosotros. Llamaba tu nombre tanto como podían mis pensamientos, y me preguntaba qué andarías haciendo, aunque bien sé que nadie te estará amando como yo a ti.

Autor: Alfonso Tamayo
Fotografía: Omar Serrano (flickr)

jueves, 2 de abril de 2009

La despedida

Mientras el melancólico crepúsculo del atardecer me bañaba en su nostalgia, aquel cigarro se fundía en mis pensamientos. Allí estabas tú, resplandeciendo como naturalmente lo haces. Estaba tan enfocado en tus ojos, en tu alma, que olvide por completo aquellas palabras de advertencia, acerca de tu despedida. Recorrimos aquella zona llena de edificios, y todo parecía tan insignificante junto a ti. Recuerdo que sonreíste, y aquella maravillosa sonrisa me alegro tanto, que olvidé aun más aquello de tu partida.
De pronto llegamos a la estación de tren, pero yo, con alguna especie de amnesia, no me di cuenta que te había acompañado a despedirte. Jamás olvidaré mi propia cara, de angustia y arrepentimiento. Aquel arrepentimiento por no tener valor y fuerza suficiente. Valor para pedirte que te quedaras, y fuerza para soportar tu partida.
Ya era muy tarde, cuando mi consciente receptó aquellas lacerantes palabras que decían que era momento de marcharse, y que no sabías cuando nos volveríamos a ver. Sin embargo, aun me sentía confundido, y mientras veía como subías al tren para marcharte. Aquel tren partió, y sentí como el silencio y la tristeza, me atraparon, sin nada que decir, sólo una gota de pensamientos surgió de mí.


Autor: Alfonso Tamayo
Fotografía: Omar Serrano (flickr)

miércoles, 1 de abril de 2009

El árbol mágico

Mientras caminaba por aquella hermosa villa, que unía a las distancias, iba acompañado por tres personas. Una de las personas, se despidió de nosotros, diciendo que en una de esas distancias, se encontraba su hogar. Seguimos caminando, por el lugar lleno de piedras acomodadas en un armonioso orden, pasto, y otras hermosas hiervas. La noche comenzaba a cobijarnos, con su sueño y su paradoja paralela, de la que algunos en ocasiones disfrutamos.

Otra de las personas, nos pidió que nos detuviéramos un momento, para entrar a una pequeña choza que había en medio de aquel profundo camino. Seguimos a aquella persona, y pude escuchar que pidió un vaso con agua, pero yo sugerí que aquel vaso fuera mezclado con hierbas medicinales, pero la persona, apenada por la sugerencia, decidió que era mejor seguir el camino.

Al fin nos detuvimos, en un gran y verde árbol, que me recordaba a aquellos textos protagonizados por hadas y luciérnagas. Nos recostamos en el árbol, para observar el cielo lleno de estrellas, que estas parecía que creaban una sola, y era tan relajante, que me olvide por un momento de todo. Más tarde, recordé que había algo de lo cual angustiarse, y aquella profunda tranquilidad se desvaneció, pero creo que algún día volveré a ese hermoso árbol.


Autor: Alfonso Tamayo
Fotografía: Betsabé G. (deviantArt)